87. MAESTRO SE ENCRESPAN LAS AGUAS
1. Maestro se encrespan las aguas
y ruge la tempestad;
Los grandes abismos del cielo
se llenan de oscuridad.
¿No ves que aquí perecemos?
¿Puedes dormir así,
cuando el mar agitado nos abre
profundo sepulcro aquí?
CORO:
Los vientos, las ondas oirán tu voz:
Haya paz.
Calmas las iras del negro mar,
las luchas del alma las hace cesar,
y así la barquilla do va el Señor,
hundirse no puede en el mar traidor.
Doquier se cumple tu voluntad,
Haya paz, haya paz.
Tu voz resuena en la inmensidad;
Paz, haya paz.
2. Maestro, mi ser angustiado
te busca con ansiedad;
De mi alma en los astros profundos
se libra cruel tempestad.
Pasa el pecado a torrentes
sobre mi frágil ser
y perezco, perezco maestro,
¡Oh, quiéreme socorrer!
CORO:
Los vientos, las ondas oirán tu voz:
Haya paz.
Calmas las iras del negro mar,
las luchas del alma las hace cesar,
y así la barquilla do va el Señor,
hundirse no puede en el mar traidor.
Doquier se cumple tu voluntad,
Haya paz, haya paz.
Tu voz resuena en la inmensidad;
Paz, haya paz.
3. Maestro, pasó la tormenta
los vientos no rugen ya;
y sobre el cristal de las aguas
el sol resplandecerá.
Maestro, prolonga esta calma,
no me abandones más;
Cruzaré los abismos contigo
al puerto de eterna paz.
CORO:
Los vientos, las ondas oirán tu voz:
Haya paz.
Calmas las iras del negro mar,
las luchas del alma las hace cesar,
y así la barquilla do va el Señor,
hundirse no puede en el mar traidor.
Doquier se cumple tu voluntad,
Haya paz, haya paz.
Tu voz resuena en la inmensidad;
Paz, haya paz.
MAESTRO SE ENCRESPAN LAS AGUAS