52. EN EL SENO DE MI ALMA

1. En el seno de mi alma,
una dulce quietud
se difunde, embargando mi ser.
Una calma infinita,
que solo podrán
los amados de Dios comprender.

CORO:
Paz, paz, cuán dulce paz,
la que da nuestro Padre eternal.
Le ruego que inunden
por siempre, mi ser,
sus ondas de amor celestial.

2. Qué tesoros yo tengo
en la paz que me dio,
que, en el fondo de
mi alma, ha de estar
tan segura, que nadie
quitarla podrá,
mientras veo los años pasar.

CORO:
Paz, paz, cuán dulce paz,
la que da nuestro Padre eternal.
Le ruego que inunden
por siempre, mi ser,
sus ondas de amor celestial.

3. Esta paz inefable,
consuelo me da,
pues descanso tan solo en Jesús;
y peligro ninguno mi vida tendrá,
porque estoy inundado en su luz.

CORO:
Paz, paz, cuán dulce paz,
la que da nuestro Padre eternal.
Le ruego que inunden
por siempre, mi ser,
sus ondas de amor celestial.

4. Día y noche medito
en aquella ciudad
do el Autor de la paz he de ver;
donde el himno más dulce
que pueda cantar,
al estar con Jesús, ha de ser.

CORO:
Paz, paz, cuán dulce paz,
la que da nuestro Padre eternal.
Le ruego que inunden
por siempre, mi ser,
sus ondas de amor celestial.

5. Alma triste que en rudo
conflicto te ves,
sola y débil, tu senda al seguir,
haz de Cristo tu amigo,
que fiel siempre es
y su paz tú podrás recibir.

CORO:
Paz, paz, cuán dulce paz,
la que da nuestro Padre eternal.
Le ruego que inunden
por siempre, mi ser,
sus ondas de amor celestial.

EN EL SENO DE MI ALMA

Volver