254. PRESTE OÍDOS
1. Preste oídos el humano
a la voz del Salvador.
Regocíjese el que siente
el pecado abrumador.
Ya resuena el evangelio
de la tierra en la ancha faz.
Y de gracia ofrece al hombre
el perdón, consuelo y paz.
2. Vengan cuantos se acongojan
por lograr con qué vivir.
Y a su afán tan solo rinden
servidumbre hasta el morir.
Hay vestido más precioso,
blanco, puro, eternal.
Es Jesús quien da a las almas
ese manto celestial.
3. Vengan todos los que sufran,
los que sientan hambre y sed,
los que débiles se encuentren
de este mundo a la merced.
En Jesús hay pronto auxilio,
hay hartura y bienestar.
Hay salud y fortaleza
cual ninguno puede dar.
4. ¿Por qué en rumbo
siempre incierto
vuestra vida recorréis?
A Jesús venid mortales
que muy cerca le tenéis.
Él es vida en cielo y tierra,
y el exceso de su amor
os mejora la presente
y os reserva otra mejor.
PRESTE OÍDOS